CARNAVAL BUCANERO,
UN VIAJE FANTÁSTICO A LOS ORÍGENES
AHORA EN
Nuestro concepto temático evoca de manera fantástica una de las épocas más emblemáticas de la historia de las Antillas y de la conquista española en América; la época que dio origen a los bucaneros, quienes se originaron en la franja norte de la isla La Española, luego de que se produjeran las llamadas devastaciones de Osorio, en referencia Antonio de Osorio quien las llevó a cabo, nombrado como gobernador de la colonia de Santo Domingo durante dos períodos, desde 1564 hasta 1583 y de 1600 a 1608, donde además era presidente de la Real Audiencia.
Al arribo de Cristóbal Colón a la isla que bautizó como La Española y posteriormente también fue llamada como Santo Domingo, los españoles trataron de identificar de cual manera los nativos taínos la llamaban, obteniendo diferentes términos con diferentes significados, tales como: "bohío" que significa casa, hogar, además ofrecieron el término "bahareque" que significa una construcción de paja y palo, así como el término de "haití" que significa tierra o lugar montañoso en referencia a los haitises al noreste de la isla, posteriormente Pedro Mártir de Anglería y otros cronistas, agregan el término de "quisqueia", que entre sus diferentes significado tenemos que significa como lo más grande o la madre de todas las demás tierras.
La colonia de Santo Domingo.
En los principios de la conquista, el principal asentamiento europeo en el nuevo mundo que se llamaría América, tuvo como cuna a la ciudad llamada Santo Domingo de Guzmán, en la costa sur de la isla o en el mar Caribe.
Los españoles en toda la isla fundaron ciudades y establecieron asentamientos, entre estas ciudades aproximadamente en el 1502, Nicolás de Ovando fundó a San Felipe de Puerto Plata, para establecer un puerto en la costa norte de la isla. Posteriormente, en el 1605, los mismos españoles la destruyeron en las llamadas devastaciones de Osorio, debido a al comercio de contrabando que sus residentes tenían con corsarios enemigos de españa, así con los incipientes bucaneros que en el entonces se dedicaban a la caza del ganado cimarrón, al curtido de sus pieles. Ademá, las devastaciones fueron promovidas debido a la influencia que estaba logrando la doctrina luterana en los colonos españoles.
Franja y mar del norte (Océano Atlántico)
de la isla La Española
Antonio de Osorio
Isla La Española o de Santo Domingo.
Isla La Española
Llegada de Cristóbal Colón
a La Española (1492)
La colonia de Santo Domingo.
En los principios de la conquista, el principal asentamiento europeo en el nuevo mundo que se llamaría América, tuvo como cuna a la ciudad llamada Santo Domingo de Guzmán, en la costa sur de la isla o en el mar Caribe.
Santo Domingo de Guzmán (1586)
Flota de Sir Francis Drake
Los españoles en toda la isla fundaron ciudades y establecieron asentamientos, entre estas ciudades aproximadamente en el 1502, Nicolás de Ovando fundó a San Felipe de Puerto Plata, para establecer un puerto en la costa norte de la isla. Posteriormente, en el 1605, los mismos españoles la destruyeron en las llamadas devastaciones de Osorio, debido a al comercio de contrabando que sus residentes tenían con corsarios enemigos de españa, así con los incipientes bucaneros que en el entonces se dedicaban a la caza del ganado cimarrón, al curtido de sus pieles. Ademá, las devastaciones fueron promovidas debido a la influencia que estaba logrando la doctrina luterana en los colonos españoles.
Ciudad San Felipe de Puerto Plata
Fortaleza San Felipe
"Cuando la ingenuidad se refugiaba en ocasiones con faldas de pajas, así como de manera paradisiaca en una fértil tierra que es una pequeña isla que estaba escondida entre la intensidad azul de las saladas aguas y en la ignorada redondez de la tierra, que fue sólo en la existencia que condicionó su naturaleza, la madre de todas las demás tierras que eran continentes y que se ufanaban de sus ambiciones con lujuria desmedida, fijándolas como punzante mirada en donde el oro aún no estaba derretido en coronas, donde los granos de oro clavaban el brillo del sol, junto con las lujuriosas miradas en las arenas de los ríos, así como estas miradas también se clavaban indignamente en la naturaleza cuando caminaba únicamente vestida con su trigueña y redonda desnudez acuesta.
Insensibles como estacionados vegetales, brotaban las palmeras y las chozas que con sus fibras proveían, juntas y sobre los ramales de las montañas cuando abrían los valles brotando su cobija verde silvestre hacia el azul del cielo, que devolviendo tal favor se derramaba reposado en la mar, abrazado con el ardor tropical que buscaba el reencuentro con su brillo clavado en los granos de oro dispersos en las arenas de los ríos.
Cual tan legendaria tierra como esta puede ser ajena al paraíso que aún desean e imaginan todos los hombres, y que solamente por ser descubierta en la desmedida ambición que genera las civilizaciones y la deseada modernidad, fue marcada in situ con cañaverales, y a sus trigueñas espaldas con el hechizo del látigo que distingue con llagas y dolor a la aberración de la esclavitud, y donde se lavaban las conciencias con orgías del espiritual ibérico jerez, y que luego reforzó el sabor del ron."
"¡Oye!, ¡oye y siente!, lo que aún persiste y se arrastra en el viento que un día condujo apático como siempre, la desdicha de la conquista. Lo que te alcanza con la magia de los retazos de las leyendas, en donde en medio de la mar océano aún perduran las organizadas piedras erigidas como monumentos que protegieron a los portadores del acero; el que sirvió de puente para la modernidad donde tú existe y te refugia, donde aún perdura la caña y el ron que lava las conciencias y los insufribles recuerdos de existencias grabadas en piedras o grabadas como rupestres figuras que se refugian persistentes en cavernas, y donde sus otros anhelos para la supervivencia en la continuidad, escasamente perduran como fábulas y seres místicos que entretienen en la modernidad a la imaginación, y donde quizás en algunos espacios; la culpa encuentren la inmensa deuda de la impuntual compasión.”
Insensibles como estacionados vegetales, brotaban las palmeras y las chozas que con sus fibras proveían, juntas y sobre los ramales de las montañas cuando abrían los valles brotando su cobija verde silvestre hacia el azul del cielo, que devolviendo tal favor se derramaba reposado en la mar, abrazado con el ardor tropical que buscaba el reencuentro con su brillo clavado en los granos de oro dispersos en las arenas de los ríos.
Cual tan legendaria tierra como esta puede ser ajena al paraíso que aún desean e imaginan todos los hombres, y que solamente por ser descubierta en la desmedida ambición que genera las civilizaciones y la deseada modernidad, fue marcada in situ con cañaverales, y a sus trigueñas espaldas con el hechizo del látigo que distingue con llagas y dolor a la aberración de la esclavitud, y donde se lavaban las conciencias con orgías del espiritual ibérico jerez, y que luego reforzó el sabor del ron."
"¡Oye!, ¡oye y siente!, lo que aún persiste y se arrastra en el viento que un día condujo apático como siempre, la desdicha de la conquista. Lo que te alcanza con la magia de los retazos de las leyendas, en donde en medio de la mar océano aún perduran las organizadas piedras erigidas como monumentos que protegieron a los portadores del acero; el que sirvió de puente para la modernidad donde tú existe y te refugia, donde aún perdura la caña y el ron que lava las conciencias y los insufribles recuerdos de existencias grabadas en piedras o grabadas como rupestres figuras que se refugian persistentes en cavernas, y donde sus otros anhelos para la supervivencia en la continuidad, escasamente perduran como fábulas y seres místicos que entretienen en la modernidad a la imaginación, y donde quizás en algunos espacios; la culpa encuentren la inmensa deuda de la impuntual compasión.”
Carnaval Bucanero, la saga, te trae lo que aún persiste y se arrastra en el viento, como magia vertida al aire transformando los sueños en palpable realidad, donde todo lo moderno se convierte en difuso ante la presencia de los protagonistas de una época que se quedó atrás, retenida por el tiempo, en la historia de las Antillas y en la historia de la civilización humana.
CARNAVAL BUCANERO
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